La última vez que me encontré con Saramago fue en Peñafiel, en Portugal, en noviembre pasado, donde fue homenajeado; pero en verdad he convivido mucho con él últimamente, porque [su productora] O2 Filmes está coproduciendo un documental llamado José y Pilar, dirigido por el portugués Miguel Mendes, sobre los últimos años de Saramago y su esposa. El filme es conmovedor de cortarse las venas, allí vemos a un hombre brillante que sabe que su tiempo está acabándose y tiene mucha pena por morirse. El día en el que él siempre pensaba y que intentó posponer ha llegado.
Saramago era un hombre lógico, decía que la muerte es simplemente la diferencia entre estar aquí y no estar más. Combatía las religiones con furia, decía que nos turbaban nuestra visión, pero no dejo de pensar que me encantaría que en este momento José estuviera dando su brazo a torcer al ser sorprendido por algún otro tipo de vida posterior a ésta que tuvo aquí.
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La lucidez en este grado es un privilegio de pocos, sé que no consigo escapar del cliché, pero definitivamente hoy el mundo ha quedado todavía más burro y más ciego.