Ya en el primer cuarto, las dos grandes estrellas de los Lakers se han empeñado en marcar las diferencias. Shaquille O'Neal ha impuesto su ley en el juego exterior y su nuevo amigo Kobe Bryant se ha encargado de hacer diabluras desde fuera de la zona. Los Spurs tan sólo han contado con el esfuerzo de David Robinson, que ha intentado liderar un equipo en el que Tim Duncan parecía no pintar nada. La diferencia al término del primer asalto era de trece puntos a favor de los Lakers (34-21), que estaban dispuestos a mantener esa distancia en lo que quedaba de partido.
Lo han conseguido, y no sólo por méritos propios. San Antonio o, mejor dicho, Robinson, ha reducido la diferencia a 10 puntos al descanso, pero el jurado ya había dictado su sentencia. Un equipo en el que brillan todas sus estrellas, como los Lakers, está condenado a arrasar a un rival en el que tan sólo interviene un jugador.
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Y esa ha sido la película de la segunda parte. Los de Los Ángeles han hecho lo que han querido con los Spurs, que se han dedicado a ver de cerca las acrobacias de Bryant y los mates de O'Neal. Entre los dos han sumado 71 puntos al final del partido: 35 para el pívot y 36 para el escolta.
El marcador definitivo se ha encargado de contradecir a todos aquellos que pensaban que ésta iba a ser la eliminatoria más disputada de esta temporada en la NBA: Lakers 111-Spurs 72.
Los de Los Ángeles han conseguido una ventaja de 3-0 en la eliminatoria. Mucho tendrán que cambiar las cosas para que O'Neal no vuelva a conseguir otro anillo este año.
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