Robert Horry ha confirmado esta madrugada por qué tiene en su poder dos anillos de la NBA con dos equipos diferentes tras guiar con sus triples milagrosos a Los Angeles Lakers a una victoria por 96-91 frente a los Sixers de Filadelfia en el tercer partido de la final de la NBA. El triunfo permite a los Lakers ponerse con ventaja de 2-1 en la eliminatoria, con el cuarto partido programado en el First Union Center de Filadelfia para el próximo miércoles.
Los Lakers también han tenido, como ya es normal, a Shaquille O'Neal y a Kobe Bryant como las dos estrellas que, con su poder y acierto, han puesto los pilares fundamentales de la victoria. Pero, sin el acierto de un Horry que ha anotado 15 puntos, 11 en el cuarto periodo, tampoco hubiese sido posible.
El alero reserva ha surgido en el encuentro como la estrella que ha ayudado a los Lakers a superar la ausencia de O'Neal, expulsado por seis faltas a falta de tres minutos. Horry se ha mostrado magistral con tres de tres triples, el último a falta de 47 segundos, que ha dado a los Lakers la ventaja de seis puntos que resultaría definitiva. Después, ha sellado el marcador final con otros cuatro puntos desde la línea de personal.
Los Sixers, por su parte, han vuelto a demostrar que son un equipo muy difícil de vencer. No tienen un gran talento, pero luchan hasta el final, aunque, sin el acierto constante del escolta estrella Allen Iverson, no han podido superar a unos rivales que han resultado en este tercer partido mucho más completos y efectivos en los momentos decisivos.
El comienzo del partido resultó una copia del segundo, con ambos equipos sin despegarse en el marcador durante el primer cuarto. En el segundo sector, Kobe Bryant surgió en plan estrella y explosivo hasta anotar ocho canastas consecutivas y conseguir 16 de los 20 puntos que firmó en la primera parte. Puntos que sirvieron para que los Lakers se fueran a los vestuarios con una ventaja de 10 (53-43).
Los Sixers no se vinieron abajo y respondieron de la forma habitual con Mutombo y Iverson, que lograron bajar la desventaja a sólo cinco puntos (63-58) y de nuevo demostrar que estaban en el partido y podían ganarlo. Los Lakers reaccionaron a la perfección con O'Neal, Horace Grant y Bryant, que dieron a su equipo otra ventaja de 10 puntos (71-61). No obstante, la historia se repitió y los Sixers, en menos de un minuto, se colocaron a sólo cinco (71-66). Así, Filadelfia se mantenía con vida a pesar de que Iverson seguía sin tener su efecto explosivo e imparable en el ataque, y sólo Mutombo respondía al máximo de su potencial y sin cargarse de personales.
La estrategia del entrenador de los Sixers, Larry Brown, de utilizar a Tyronne Hill, Geiger y Todd MacCulloch, para hacer la defensa de doble equipo y las personales sobre O'Neal, resultó perfecta de cara a proteger a Mutombo. Pero lo que nunca se imaginó ni contó Brown fue que un jugador inconsistente y mediocre durante la temporada regular -Horry- volviese a convertirse en Mister Finales en el cuarto periodo y acabara como el héroe que privó los Sixers de seguir soñando con la posibilidad de un anillo, que ahora se complica de nuevo tras haber perdido la ventaja de campo.
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