En el segundo tiempo se refugió en su área y se limitó a combatir las prisas a golpe de pelotazos. México pagó el baile de cambios y pruebas al que le somete cada día su entrenador, que ya ha dicho que este torneo no le importa. Cargó con la iniciativa en el primer tiempo, pero sin mucho éxito. Tuvo mucha entrada por la derecha, con Arellanos, y buenos movimientos de Borguetti, al que Perú paró a faltas. Pero apenas causó ruido. Su segunda parte fue un ejercicio de impotencia. Quiso llegar, pero no se le ocurrió una buena idea para hacerlo.
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