Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CRÓNICA

El Madrid sigue soñando con su Centenario

Dos fallos de Aranzubia lanzan a los blancos a la goleada ante el Athletic y a la final

El Real Madrid puede seguir soñando con su Centenario glorioso. Gracias a dos fallos de Aranzubia, el portero del Athletic que tuvo una actuación muy aceptable en el resto del encuentro, logró abrir el serio entramado que el equipo vasco trajo a Madrid. Después de 45 minutos trabados, con un equipo blanco incapaz de imponer su calidad, nadie hubiera apostado por un resultado tan claro para los locales. Pero al Real Madrid actual no se le pueden dar ventajas. El Athletic de Bilbao llegó a Madrid con toda la moral de la historia. La de alcanzar una nueva final en su torneo, y tras una temporada en la que ha jugado mejor fuera de casa que en San Mamés.

REAL MADRID 3
ATHLETIC 0


REAL MADRID

Casillas, Míchel Salgado, Pavón, Karanka, Roberto Carlos, Makelele, Helguera, Figo, Zidane (Solari, min. 67), Raúl (Munitis, min. 88) y Morientes (Guti, min. 60).

ATHLETIC
Aranzubia, Larrainzar, Oskar Vales (Etxeberria, min. 60), Felipe, Carlos García, Aitor Ocio, Javi González, Alkiza (Orbaiz, min. 82), Tiko, Urzaiz y Ezquerro (Yeste, min. 78).

Jupp Heynckes ha armado un equipo con aplomo y oficio, que sacó en el partido de ida de casa todo su coraje para remontar el gol de Zidane, y que venía preparado para amargarle al Madrid una primera parte de su Centenario.

El primer tiempo fue un buen ejemplo de que la mínima ventaja podía valerle al Athletic. Corría el peligro de que un simple 1-0 madridista destrozaba su 2-1 por el valor doble de los goles marcados en campo contrario. Pero su táctica no descartó tampoco intentar el gol en el Bernabéu. El propio Heynckes lo dijo antes del encuentro, en una declaración de principios un tanto aventurada e insólita para un alemán teóricamente cuadriculado: "Veo casi imposible que no marquemos". Y no es que antes del descanso tuviera ocasiones de hacerlo, porque apenas Ezquerro disparó una vez a puerta, y sólo después de la media hora. El Madrid tardó 20 minutos en controlar realmente el balón y su superioridad no fue excesiva en los primeros 45 minutos. Apenas un 55% frente a un 45%. La presión del Athletic no le dejó respirar al principio y más tarde sólo tuvo en Figo y Helguera a los motores que tuvieron que hacer de arranque y de final. Las sucesivas barreras vascas produjeron cortocircuitos continuos en el habitual juego blanco. Tiko y Carlos García fueron demasiadas veces los amos en un centro de campo con Zidane cojeando desde el principio. Así las cosas, el corto bagaje de remates con peligro del Madrid vinieron tras los centros del portugués, pero nada más. Raúl y Morientes no podían cazar nada hasta ese momento.

La segunda parte comenzó con un guión parecido, pero entonces llegó el fútbol que apasiona en su estado puro. El que cambia de color en sólo segundos. A los cinco minutos Alkiza, tras un gran pase de Urzaiz, falló la mejor ocasión al desviar demasiado el balón ante la salida de Casillas. El Bernabéu se encogió con más miedo aún, pues comprobó que era verdad el peligro bilbaíno. Pero en la jugada siguiente, el Madrid pasó del infierno al cielo. Aranzubia, seguro en todo balón por alto y por bajo hasta ese momento, falló estrepitosamente al no tocarlo en el saque de un córner desde la izquierda, y Larrainzar, sorprendido al intentar despejar, se lo tragó tanto que lo acabó metiendo junto al poste contrario.

Pero el culpable no fue el defensa, sino el portero. Y dicen que los campeones son aquellos que saben no sólo explotar sus capacidades, sino también las debilidades del contrario. Y eso hizo el Madrid apenas siete minutos después. Los aciertos de Aranzubia por alto habían sido cerca de su portería, sin salir de esa zona a la que parecen atados todos los porteros actuales. Casi ninguno sale a mandar en los centros, bien blocando o despejando de puños. Y Aranzubia lo confirmó en el primer centro que le obligaba a salir. No lo hizo ante el que colgó Helguera, se quedó a medio camino y Raúl, que estaba ahí, naturalmente, aseguró más que la prórroga.

El partido parecía ya de sentido único, pero sólo en el marcador. Quedaba aún media hora y uno de los estigmas madridistas esta temporada ha sido sufrir lo indecible cuando lo tenía todo. Y empezó un pequeño calvario que salvaron Casillas, con una gran estirada a tiro de Urzaiz, y Michel Salgado anticipándose a Ezquerro en un balón que estaba a dos metros de la línea de gol.

Los problemas del Madrid se produjeron con Guti ya en el campo, en lugar de Morientes, desaparecido en un partido cortado como el de ayer, pero empezaron a ser menores con la entrada de Solari por el tocado Zidane. El Athletic encerró al Madrid, pero el calvario ya no fue tanto y los contraataques iban a ser un peligro excesivo. Primero avisó con uno en superioridad numérica, que sólo malgastó Figo al centrar (extrañamente) mal, pero unos segundos después no perdonó. Guti se reencontró con el público al parar y rematar muy bien un centro de Roberto Carlos, eje clave de la jugada al cortar inicialmente el balón cuando el Athletic aún estaba en su medio campo.

La goleada, a partir de ese momento, pudo ser mucho mayor. Guti. envalentonado y egoísta, tiró fuera en una clarísima oportunidad, en lugar de pasar a Raúl. Aranzubia desvió un tiro de éste a córner, cuando estaba completamente solo. El Athletic, con todo perdido, abrió tantos huecos, que se desangró por atrás. Incluso por delante, Urzaiz falló un cabezazo a bocajarro que podía haber salvado el trabajo. Pero no era la noche del Athletic. Tendrá que esperar.

Puedes seguir Deportes de EL PAÍS en Facebook, Twitter o suscribirte aquí a la Newsletter.