Un año más, Lleyton Hewitt, cabeza de serie número uno del torneo, se va del Abierto de Australia, su Grand Slam y ante su gente, antes de tiempo. El marroquí Younes El Aynaoui terminó con la aventura del número uno del mundo al derrotarle en octavos de final por 6-7, 7-6, 7-6 y 6-4. Un nuevo fracaso en un torneo que puede convertirse para el australiano en lo que es Roland Garros para Pete Sampras.
La pelea se prolongó durante tres horas y media. Hewitt mantuvo el juego habitual y lanzó bolas profundas cerca de las líneas que encontraban respuesta en el tenista fricano, acompañado de una notable fortaleza física. La eficacia en el servicio de El Aynaoui mostró el camino de salida al tenista australiano, incapaz de romper el saque en todo el partido.
Ésa fue la clave de un choque que vio cómo los tres primeros set debían resolverse por la muerte súbita. Hewitt se adjudicó la primera y la sensación generalizada advertía de un posible decaimiento del tenista africano. Pero El Aynaoui volteó el encuentro. Seguro de sí mismo y dotado de una notable concentración no mostró endeblez alguna cada vez que debía iniciar el juego.
El semblante de Hewitt cambió, sobre todo cuando El Aynaoui se adjudicó la tercera manga. El tenista africano conservó el saque siempre en el cuarto set, mientras que el de Adelaida lo cedió en el séptimo juego. Younes El Aynaoui no desaprovechó el instante de gloria que le ofreció la pista del Rod Laver Arena y terminó por cerrar el duelo.
Ahora, el marroquí, cuyo máximo logro en un Grand Slam ha sido los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos el pasado año, se jugará las semifinales ante el estadounidense Andy Roddick, que ganó al ruso Mijail Youzhny en cinco set (6-7, 3-6, 7-5, 6-3 y 6-2).
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