El Getafe no mereció salir goleado del Santiago Bernabéu. Jugó para llevarse algo mejor a la boca, que al final se le quedó seca de celebraciones. Al otro lado, el Real Madrid subsistió con un juego apagado, triste, pero siempre amparado por la solvencia de sus estrellas. Y hay una de ellas que últimamente brilla con especial intensidad. Michael Owen, ese galáctico cuestionado por la grada, va poco a poco ganándose la simpatía de la afición con lo que se espera de un ariete, goles. Hoy, ha abierto la lata en la primera parte. En la segunda, Ronaldo ha aportado su granito de arena a una victoria que no llegó tan fácil como refleja el marcador final.
MÁS INFORMACIÓN
La ley del mínimo esfuerzo fue de nuevo la máxima que aplicó el Real Madrid, que jugó su peor partido de la temporada en casa. En la noche de Raúl, el madridista se perdió en la maraña que formó un Madrid preocupantemente apático, pero que es tercero pese a su floja actuación. Y ya a siete puntos del Barça.
En la primera parte jugó mejor el Getafe, con el carácter y el desparpajo que le inculca Quique Sánchez Flores, pero se encontró con lo apropiado para su candidez atrás. Y también con el castigo al individualismo de Pachón arriba. El caso es que un error lamentable de Belenguer le regaló al Madrid un gol que casi ni buscaba. El público del Bernabéu ya estaba comenzando a silbar el juego lastimoso y poco ambicioso del equipo cuando Owen adelantó al Madrid a pase de Ronaldo.
El Getafe, que asustó lo suyo, en especial con la buena labor de Riki, Gabi y Vivar Dorado, se quedó a cero porque a estos equipos les cuesta un mundo marcar, mientras que al Madrid le supone un zarpazo y ya está. Los pitos, pese al triunfo momentáneo, continuaron en las gradas.
El Madrid salió del vestuario para afrontar el segundo tramo con peor aspecto que en los primeros 45 minutos. El Getafe aprovechó esta circunstancia para plasmar su superioridad con una mayor posesión de la pelota y una mejor actitud, cercando por momentos la portería de Casillas. Cuando más confuso estaba el Madrid, llegó como una bendición el 2-0, en una acción de Raúl culminada por Ronaldo tras el rechace de Sánchez Broto. Luego, el cambio para la ovación de Raúl y minutos de la basura para Morientes, claramente el cuarto delantero de esta plantilla llena de lujo... fuera del terreno de juego.
Puedes seguir Deportes de EL PAÍS en Facebook, Twitter o suscribirte aquí a la Newsletter.