Antes de salir a la pista para ganar a Alberto Martín (6-4, 6-3 y 6-2), Roger Federer se sentó ante el televisor. Tenía dos partidos entre los que elegir. En uno, Stanislav Wawrinka, su compatriota y amigo, sufría increíblemente para ganar su primera ronda (6-3, 5-7, 2-6, 6-4 y 6-4 frente a Devilder). En el otro, Rafael Nadal, su rival, el hombre que por cuatro veces le ha cortado el camino en Roland Garros, jugaba su primer partido. Federer tomó una decisión salomónica. "He visto más a Stan, que estaba batiéndose por el partido", reconoció. "Eso me interesa más que cómo juega Rafa, al que he visto después de calentar. Un set suyo, y dos o tres de Stan".
La última vez que Federer pisó la pista Philippe Chatrier, en la final de 2008 ante Nadal, salió mal parado: sólo ganó cuatro juegos. "Ni siquiera he pensado en ello, aunque quizás no lo crean", dijo el suizo, que tuvo tiempo hasta para preocuparse de cómo le afectaba el calor a su esposa, embarazada.
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¿Y su partido? "Estoy feliz por la manera en la que he jugado. He servido bien cuando hizo falta, aunque pienso que aún puedo jugar mucho mejor".
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