La noche de Austin está llena de rasgueos de guitarra y percusiones de batería. Por ella se mueven los tenistas españoles, vencedores de los Estados Unidos en cuartos de final de la Copa Davis (1-3). Nunca había logrado la selección imponerse al equipo norteamericano a domicilio. "Es algo histórico", concluyó Albert Costa, el seleccionador. Los tenistas españoles lo celebraron como si hubieran ganado el título.
"Estos jugadores pueden jugar al máximo nivel en cualquier superficie", explicó el seleccionador, feliz de enterrar el mito de que sus tenistas son solo especialistas en arcilla tras ganar a una potencia como la estadounidense sobre cemento y bajo techo. "Han aprendido a competir, a jugar en la Davis. En los años 80, en los años 90, para los españoles era más difícil. Estos chicos, sin embargo, pueden ganar a cualquiera", prosiguió. "Tenemos una generación de tenistas excelente, increíble. Tenemos que intentar aprovechar este momento, a esta generación, y ganar todo lo que podamos. Hay algo seguro: en el futuro va a ser más difícil".
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El equipo estadounidense acabó hundido. Mardy Fish, su número uno, abandonó la pista al borde de las lágrimas. Luego, ante la prensa, Jim Courier, su capitán y exnúmero uno, rindió tributo a los españoles: "Fuimos por delante en muchos sets, pero eso nunca es una garantía contra tenistas como estos, tan duros y profesionales. Este fin de semana es un ejemplo exquisito de eso. Contra los españoles hay que cerrar la puerta. No quiero usar clichés. Todo el mundo vio lo que yo vi: tuvimos muchas oportunidades y no las convertimos. España es el país con más profundidad de banquillo del mundo. Es su gran ventaja. Hagamos una cosa. Quitémonos el sombrero ante España y deseémosle lo mejor para semifinales".
La cita será en casa, en septiembre y contra Francia, que el año pasado, en Clermont Ferrand, eliminó a los chicos de Albert Costa: 5-0.
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