Después de casi ocho horas de encierro agentes de la milicia redujeron a las 10.45 de anoche a un ciudadano soviético que había pedido asilo en la embajada de Estados Unidos en Moscú. Recluido en las dependencias del consulado, solicitó el deseo de salir de la Unión Soviética y amenazó con hacer explosionar una bomba fabricada por él, que llevaba adosada a su cuerpo, si no accedían a sus peticiones.Desde las tres de la tarde, hora en que penetró en el edificio de la embajada, se intentó convencerle para que depusiera su actitud. A últimas horas de la noche, el embajador de Estados Unidos en la URSS, Malcom Toor, quien había informado del suceso al ministro de Asuntos Exteriores soviético, permitió que penetrase en el consulado la policía soviética que, en principio, intentó que depusiera su actitud y, posteriormente, utilizó gases lacrimógenos para reducirle.
Un portavoz de la embajada americana dijo a EL PAIS que a las 10.45 de la noche, el refugiado hizo explosionar el artefacto que llevaba adosado y que le produjo importantes destrozos en la zona del abdomen. Añadió que minutos después fue trasladado, al parecer aún con vida, en una ambulancia a un centro hospitalario de Moscú.
Según la agencia Tass, un joven diplomático norte americano, Robert W. Pringle, fue abordado a las quince horas por un desconocido, en los alrededores de la embajada, y le obligó a acompañarle al interior del edificio. Poco después, el ministro consejero, Mark Garrisson, telefoneó al ministro de Asuntos Exteriores de la URSS para anunciarle los propósitos del desconocido, que solicitaba el derecho de asilo o, en caso contrario, haría explosionar una bomba de dos kilos que llevaba ajustada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de marzo de 1979