Es triste contemplar, como señala el editorial «La universidad española: una deuda pendiente » (véase EL PAIS del 24-3-79), que hombres de la máxima categoría intelectual hayan tenido que realizar su obra al margen de nuestras instituciones culturales. Es más triste pensar que además de los «outsiders» insignes hay muchos talentos frustrados, asfixiados en raíz o aplastados en flor. A éstos, esterilizados total o parcialmente para siempre, habría que llamarles los «exiliados desconocidos». ¿Su número? Me temo que son legión.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de marzo de 1979