Buena victoria del Castilla, que si tardó en marcar, luego, una vez abierto el marcador, jugó con comodidad e hizo un fútbol bonito y profundo. El Algeciras dejó una pobre, impresión. Cuando su cerrojo dejó de tener sentido no fue capaz de crear peligro en sus contraataques.Los apuros del filial madridista finalizaron con la primera parte. En el curso de ésta, el tremendo cerrojo del Algeciras, despreocupado por completo del ataque, resultaba difícil de salvar. Pero dos minutos antes del descanso, en una de tantas jugadas de área, llegaba el gol que podía tranquilizar a los madrileños. Además, nada más comenzar la continuación, Trasante regalaba el balón a Paco y propiciaba así el Segundo gol, que daba el partido al Castilla de forma poco menos que definitiva. Con ello, la segunda mitad fue algo, más vistosa que la primera, porque el Algeciras tuvo que intentar fútbol de ataque.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de noviembre de 1979