El Senado de Estados Unidos aprobó ayer una ley de impuestos sobre el petróleo, por la cual los productores de crudos norteamericanos tendrán que pagar en los próximos diez años la suma de 227.700 millones de dólares. La ley, aprobada, en primera instancia por el Congreso, tendrá que ser firmada por el presidente Carter para que entre en vigor.El nuevo impuesto afecta a las compañías norteamericanas que sacan petróleo de suelo nacional y cuyas ganancias se estiman para la presente década en un billón de dólares, según informa Efe.
El 60% del total del impuesto se destinará a financiación de reducciones fiscales y del déficit de la deuda nacional; el 25%, a ayudas de familias con poca renta, y el 15%, a programas de transporte y energía.
El presidente Carter firmará casi con toda seguridad la nueva ley por constituir el eje esencial de su programa energético. No obstante, el Congreso deberá aprobar nuevas leyes para hacerlas coactivas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de marzo de 1980