Ante las pocas probabilidades de encontrar a los desaparecidos del accidente de la plataforma petrolífera hundida en el mar del Norte, ayer suspendieron las operaciones de rescate.Se sigue desconociendo el número exacto de personas que se encontraban a bordo del hotel flotante cuando éste volcó el jueves en medio de una fuerte tormenta. La última cifra ofrecida por las autoridades noruegas es de 213 personas y no 228, como indicaban los primeros informes. Serían entonces 85 las personas desaparecidas.
Un cadáver fue encontrado ayer en el mar y dos más fueron vistos dentro de la plataforma por buceadores, pero no ha sido posible sacarlos.
Los seis helicópteros y dos aviones que rastreaban una zona de 10.000 millas cuadradas ya han regresado a su base, lo mismo que veinte barcos.
Una película de la plataforma, tomada bajo el mar, ha sido entregada, a funcionarios del Gobierno noruego y de la compañía norteamericana Philips, propietaria del Alexander Keilland, quienes la estudiarán para determinar la causa del accidente.
Noruega podría reconsiderar ahora su futura política petrolífera. Tal es la impresión dominante en los círculos políticos, en los que apunta ya una dura polémica contenida ahora por la canalización de todos los esfuerzos hacia el rescate de los cadáveres.
El impacto de la tragedia ha llevado a pensar a muchos dirigentes políticos que tal vez se ha ido demasiado rápido en la explotación petrolífera y que habrá que medir cuidadosamente los próximos pasos en esta materia. Este es el fondo de las declaraciones efectuadas por los líderes de los partidos Popular Cristiano, del Centro y Socialista de Izquierda, que ya anteriormente habían polemizado respecto a la forma como el país ha encarado la explotación del petróleo. El primer ministro, Odvar Nordi a quien se le ha visto en la televisión notoriamente afectado por la tragedia, manifestó que es prematuro enfrascarse en una polémica sobre el tema, cuando todavía no se tienen conclusiones de la comisión investigadora.
Las autoridades noruegas han retirado el permiso ya concedido para la instalación de la nueva plataforma, Henri Ibsen, que debía sustituir a la que se derrumbó. Según se ha informado, al realizar una prueba reciente se produjo un desperfecto que hizo que la plataforma se inclinara peligrosamente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 1980