En un nuevo esfuerzo para reforzar las bases de un acuerdo entre los países árabes opuestos al tratado de paz egipcio-israelí el presidente argelino, Chadli Bendjedid, ha propuesto ayer en Adén la reunión de urgencia del Frente de la Firmeza y requerido la consolidación de lazos políticos entre árabes radicales y moderados. El jefe del Estado argelino visita actualmente los países del golfo Arábigo y, según fuentes bien informadas, se trasladará próximamente a la capital iraní.El presidente argelino llegó ayer a Yemen del Norte, en el marco de un recorrido por los países de Oriente Próximo iniciado el pasado día 22 de marzo. Prevista inicialmente a Siria, Jordania e Irak, la visita de Chadli se ha extendido, de forma inesperada, a los demás países del golfo Arábigo, con la excepción de Omán, único país de esa zona que apoya el tratado de paz entre Egipto e Israel.
El peso político de Argelia sigue siendo una motivación propia a un esfuerzo de concertación. En este sentido es significativo el recibimiento dado a Chadli por los dirigentes de Arabia Saudí, país que sigue apoyando a Marruecos en el conflicto del Sahara occidental y ha marcado una actitud de inhibición constante hacia los postulados del Frente de la Firmeza, integrado por Argelia, Siria, Yemen del Sur, Libia y la Organización para la Liberación de Palestina.
El citado frente debía reunirse, en una nueva cumbre, el pasado viernes, pero esta reunión, provista en la capital siria, ha sido aplazada hasta el mes próximo, ya que se consideraba inapropiado efectuarla antes de la visita que el presidente Sadat y el primer ministro israelí, Beguin, deben realizar a Washington.
Tras su visita a Yemen del Sur, el presidente argentino se trasladará a los Emiratos Arabes Unidos, Qatar, Bahrein y Kuwait, completando de esta forma su gira por el golfo Arábigo. No se descarta que visite también Irán, por invitación del presidente Banisadr. Tal visita ha sido dada por segura por la prensa de Kuwait, y el propio embajador argelino en Teherán la consideró «probable» en unas declaraciones hechas esta semana, tras haberse entrevistado con Banisadr.
El régimen argelino no ha dejado pasar ninguna ocasión para manifestar su apoyo a la revolución islámica iraní, aunque, por otra parte, ha mostrado su preocupación por las dificultades internas que ésta atraviesa ante la presencia de varios centros de poder.
La presencia de un representante argelino en la comisión de encuesta de la ONU que visitó recientemente Teherán ha sido interpretada como un gesto tendente a favorecer un proceso de distensión política entre Irán y Estados Unidos, aunque el objetivo esencial de la comisión fuera la denuncia del régimen del sha. El fracaso de la misión confiada a la comisión por Kurt Waldheim había sido considerado aquí como una «bofetada moral» infligida también a Argelia por los «estudiantes islámicos» que ocupan la sede diplomática norteamericana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 1980