Fiat, que desde hace meses desempeña la dirección de Seat y está comprometida a hacerse cargo en breve de la mayoría del capital de la empresa española, está atravesando uno de los peores momentos de su historia. La familia Agnelli, que capitanea el imperio italiano del automóvil, está gestionando medidas proteccionistas de la CEE para los vehículos europeos, ha amenazado al Gobierno italiano con trasladar sus factorías fuera del país y ha comenzado a replantear y a congelar sus proyectos en el exterior.En el último año ha tenido cuantiosas pérdidas en el negocio automovilístico y de vehículos industriales, y ha visto disminuir su presencia en el mercado de Estados Unidos, en la CEE y hasta en la propia Italia. La firma de un italiana Alfa Romeo y la multinacional japonesa Nissan, congelado por el Gobierno por presiones de los Agnelli, ha puesto una vez más de manifiesto la incapacidad en que se encuentra Fiat en estos momentos para competir con los grandes fabricantes japoneses y norteamericanos en su ofensiva sobre el mercado europeo del automóvil.
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Pietro Sette, presidente del holding estatal italiano, que ha mantenido conversaciones en los últimos días con sus homólogos del INI español y con el ministro de Industria, rehusó ayer -entrevistado por EL PAÍS- hacer ninguna declaración sobre el acuerdo Alfa Romeo-Nissan y sobre Fiat, arguyendo lo extremadamente delicada que se encuentra la situación sobre este tema, en estos momentos en Italia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de marzo de 1980