Los funcionarios llevamos cinco años, al menos, perdiendo, en la subida anual de sueldos, de cinco a seis puntos con relación a los demás trabajadores. Eso, con una sencilla operación matemática, nos da como resultado la pérdida de un 25% a un 30% de nuestro poder adquisitivo en ese período de tiempo. Y si ya al inicio de ese ciclo estábamos bajos de sueldo, imagínese cómo estaremos ahora con esa inflación galopante y ese 30% menos.Su argumentación la fundamenta en que no somos eficaces, y yo le digo que la poca eficacia que cree que tenemos, mal la vamos a corregir si no nos pagan adecuadamente.
Lo primero que hay que hacer para que el funcionario sea eficaz, es pagarle como a cualquier trabajador y después darle los medios suficientes para cumplir su misión.
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Otro argumento que esgrime es la seguridad en el puesto de trabajo. Y yo le digo que para qué la queremos si, poco a poco, nos vamos quedando famélicos. A este paso, si el Gobierno sigue con la misma tónica, pronto no nos llegará ni para las necesidades más perentorias, y de esta manera esa «seguridad» no nos servirá para nada y, por consiguiente, tener que pluriemplearse los pocos que aún no estén, y la «eficacia» seguirá disminuyendo. ¿Ven como «sus argumentos» no solucionan nada?/
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de noviembre de 1980