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Ropas a la ducha

Canito es un buen futbolista que, al parecer, no controla bien su sistema nervioso. Eso es posiblemente lo que le ha hecho fracasar en el Barcelona y regresar al Español, club del que salió. Y eso es lo que le impide cuajar como un excelente jugador, para lo que tiene condiciones.La última la ha hecho Canito en Badajoz. Expulsado del campo junto a tres compañeros, se tomó una peregrina venganza sobre el trío arbitral: forzó la entrada en el vestuario de los jueces, cogió la ropa de los dos linieres y la duchó. Los ayudantes de Ausocúa (la ropa de éste se salvó milagrosamente del remojón) tuvieron que marcharse a casa en chándal.

El caso no deja de tener gracia, pero replantea la necesidad de la Federación de arbitrar sanciones contra los que provocan disturbios, los torneos de verano.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de junio de 1981