Si uno fuese un delincuente común y le propusieran dar un golpe de mano en'un banco situado en el centro de Barcelona y a mediodía del sábado, uno preguntaría al menos por qué a esa hora y en ese sitio. Si además. le dijesen a uno que habría que retener en calidad de rehenes a más de doscientas personas, uno preguntaría que para qué tantas personas. Si luego me dijesen que habría que hacerse pasar por Guardia Civil y pedir la liberación de Tejero y tres militares que participaron en el golpe del Congreso, pero no la de dos generales por ser aficionados a la Monarquía y proclives al Rey (Milans y Armada), yo preguntaría asustado qué clase de atraco me estaban proponiendo, pues uno es un atracador normal y sin pretensiones. Si encima me dijesen que habría que pedir que nos pongan dos aviones para ir a Argentina, uno tendría, que reconocer que es el atraco más sofisticado y barroco que pueda imaginar un delincuente común, aparte de preguntarle al proponente si los argentinos iban a dar asilo político a unos delincuentes comunes con fichas en varios países. Un delincuente común que se precie de su profesionalidad no podría aceptar un plan tan descabellado y peligroso, pues uno tiene una familia por la que mirar, y mis hijos no me perdonarían nunca haber sido tan ingenuo como para caer en semejante trampa.La versión de que los asaltantes del Banco Central de Barcelona son sólo delincuentes comunes es dificil de digerir si, además, se cae en la cuenta de que en una primera declaración el llamado número uno habló de un tal Antonio Luis y que entre los ultraderechistas detenidos a raíz del asalto al banco aparecía un tal Luis García Rodríguez en las notas dadas por la policía a la Prensa, cuyo nombre completo es, efectivamente, Antonio Luis García Rodríguez, conocido ultra con residencia en Barcelona, que facilitó la entrada en España de un numeroso grupo de ultraderechistas italianos -Salvatore Francia, De la Chiage, Giannetinni, etcétera- y cuya extradición fue pedida varias veces por el Gobierno italiano por suponerle relacionado con el sangriento atentado del tren Italicus y hasta con el asesinato del fiscal de la República, el juez Occurzio, pues había indicios de que el tal Luis Antonio había proporcionado el arma que sirvió para ejecutar al fiscal italiano./
(abogado).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de junio de 1981