En las últimas fechas, dos temas aparentemente dispares, se suscitan en la calle con suma frecuencia: la privacidad de la información manejada por ordenadores y la declaración a Hacienda sobre la renta.El empleo de ordenadores es una exigencia de la sociedad que todos conocemos y son muchos los profesionales que han salido en defensa, frente a la opinión pública, del buen uso hecho de la información que ellos manejan, a los que me sumo. Siendo el Ministerio de Hacienda de los organismos nacionales de mayor nivel de automátización, en muchas ocasiones se ha pedido a sus responsables su opinión al respecto. Cuando se trataba de dar buena impresión de sus instalaciones informáticas, el Ministerio abogó en defensa de la privacidad de ellas. Ahora los tiempos parecen haber cambiado y, con ellos, sus opiniones. Al spot por televisión, donde un funcionario señalaba «el cajón de los morosos» al tiempo que se indica «el ordenador comprueba», se suman las vallas publicitarias callejeras marcando el mismo lema: «El ordenador compruéba», y otros.
Sería de desear, que a aquellos a quienes sea de su competencia se ocupasen de resolver, por ejemplo, los errores del proceso informático de aquellas declaraciones ya hechas y reclamadas, en vez de promocionar a los ordenadores como armas intimidatorias contra el declarante. El ordenador debe ser una herramienta al servicio de todos, y no un elemento de coacción con semblanza policial amenazante./
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de junio de 1981