La prudencia, presencia de ánimo y fervoroso patriotismo de que siempre ha hecho gala su majestad el rey don Juan Carlos, ha vuelto a ponerse de manifiesto, incontestablemente, al suspender su asistencia a la boda del príncipe Carlos de Inglaterra, como respuesta a la afrentosa escala en Gibraltar de la pareja británica.Sin algaradas, pero con legítimo orgullo, proclamo que hoy, quizá más que nunca, me siento inmensamente feliz de haber nacido en esta bendita tierra, España./
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de julio de 1981