La República Federal de Alemania se proclamó campeona del mundo juvenil, al derrotar en la final a la selección de Qatar por el contundente resultado de cuatro goles a cero. Los alemanes no cayeron en la trampa del fuera de juego que los qatareños habían utilizado antes con evidente éxito, y se vieron favorecidos además por las condiciones climatológicas.La lluvia dejó el terreno casi impracticable, con catorce milímetros de agua -prácticamente la media de lluvias en Qatar durante el año-, lo que cortó en gran medida las condiciones del equipo revelación del torneo, que no pudo reeditar los sonados triunfos anteriores ante equipos del potencial de Polonia, Brasil o Inglaterra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de octubre de 1981