Las consecuencias más graves derivadas del fraude del aceite de colza han de buscarse, con mucho, en las numerosas víctimas y afectados por el síndrome tóxico, sobre quienes, como es lógico, se están centrando las mayores atenciones y esfuerzos. Pero el problema no se agota aquí, sino que también extiende sus fatídicos tentáculos hacia otros terrenos que, como el económico, empiezan asufrir daños irreparables.Baste con señalar que las marcas menos conocidas de aceite han experimentado un retroceso en el mercado, mientras que el consumo ha tendido a inclinarse hacia las firmas de mayor entidad.
Acaso el problema mas grave en este sentido esté relacionado, sin embargo, con las exportaciones españolas, que ya han sufrido algunas pérdidas en los últimos meses, pero que podrían atravesar situaciones todavía más graves.
, 19 de octubre
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de octubre de 1981