Los norteamericanos Nicholas Bloembergen, de la Universidad de Harvard, y Arthur Schawlow, de la Universidad de Stanford, compartieron con el sueco Kai Siegbahn, de la Universidad de Uppsala, el Premio Nobel de Física de 1981.Según el jurado, los estudios de Bloembergen y Schawlow de un lado, y el de Siegbahn, de otro, han contribuido decisivamente a precisar la composición del átomo y sus reacciones químicas. Los tres científicos se distinguieron por su aportación al perfeccionamiento del espectroscopio, instrumento con el que se obtiene y observa la dispersión de un conjunto de radiaciones. La aportación de los norteamericanos fue concretada en relación con «el desarrollo de la espectroscopia de los láser», y el sueco fue citado por su «contribución al desarrollo de la espectroscopia electrónica de alta resolución».
Bloembergen, de 61 años, nació en Dordrecht (Holanda), en 1920, y se nacionalizó norteamericano en 1958.
En 1949 empezó su trabajo en la citada universidad, donde continúa. Nicholas Bolembergen considera que el galardón se debe a su investigación desde 1961 sobre el uso de los láser para transmitir información sobre rayos de luz (comunicación óptica).
«Estos sistemas utilizan las propiedades no lineales de la materia», ha señalado. «La información es traducida a señales de luz, transmitida mediante rayos de luz y luego leída en el otro extremo».
Schawlow, de sesenta años, nació en Mount Vernon, en el Estado de Nueva York. Se doctoró en Toronto (Canadá) y fue contratado en 1961 por la Universidad de Stanford, después de pasar diez años en los laboratorios Bell, de Nueva Jersey, donde trabajó con otro Nobel, Charles Townes, que desarrolló los rayos máser, predecesores de los láser, de los cuales Schawlow es pionero.
Siegbahn, de 63 años, ha recibido ahora la misma recompensa que su padre en 1924, al que se le otorgó el mismo premio por sus trabajos sobre la espectroscopia de los rayos X.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de octubre de 1981