Los servicios de inspección de la Secretaría de Estado para el Consumo han detectado una importante red de distribución de persulfato amónico que era utilizada por un amplio sector de la industria panadera y pastelera, en varias ciudades españolas.Con motivo de esta investigación, todavía en curso, se ha practicado la instrucción de veintidós expedientes y veintisiete derivaciones de comprobación del destino dado al citado producto en las provincias de Albacete, Alicante, Almería, Barcelona, Castellón, Córdoba, Cuenca, Granada, Jaén, Málaga, Murcia, Sevilla y Zamora.
El persulfato amónico detectado por la Secretaría de Estado para el Consumo era suministrado por la firma catalana Foret, SA, y expedido desde Valencia a panaderías, confiterías y pastelerías bajo la denominación de Choco. En la actuación de la Secretaría de Estado se encontró documentación relativa a la adquisición de este producto, en más de setenta albaranes de ventas, cuyo administrador era Rafael Foret, de Valencia.
En las diligencias de inspección se pudo comprobar que el persulfato amónico era distribuido de forma directa o a través de intermediarios, bajo la denominación de producto químico, y que más tarde era canalizado a industrias de panadería y confitería. En la documentación examinada de 9.500 albaranes se pudo deducir la venta de unos 18 1.000 kilos de persulfato amónico, desde el mes de julio hasta el momento actual.
El persulfato amónico es un aditivo de libre venta, aunque prohibido por la Administración para su uso en la industria panadera, ya que de él se derivan problemas de salud en los propios manipuladores, que pueden sufrir alteraciones graves en la piel.
Desde el punto de vista del consumidor, el persulfato amónico revela un fraude económico, ya que este aditivo permite aumentar el volumen del pan reduciendo su peso. Este producto es fácilmente detectable mediante la adición, tanto en la harina como en la masa del pan, de unas gotas de solución de bencidina al 3%, que lo colorea de azul, aunque su acción desaparece a las cinco horas de la adición o después de la cocción. Las investigaciones han demostrado que se mezclaban de diez a cincuenta gramos de persulfato por cada cien kilos de harina.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de diciembre de 1981