Más de mil árboles fueron derribados en los parques y jardines de la capital de Burgos por el huracán del pasado día 30, según un informe municipal dado a conocer ayer y que fue objeto de estudio por parte de la Corporación, que ya, ha tomado medidas de urgencia al respecto.Se ha iniciado el trabajo de limpieza de las numerosas zonas siniestradas y posiblemente se refuerce la plantilla de paseos y jardines mientras se pone en marcha la plantación de cientos de nuevos árboles. En este sentido, las consecuencias del huracán han sido realmente graves, como señalaba en el informe el presidente de la comisión de obras y jardines de la Corporación, Víctor Martínez Llorente, quien puntualizó que «no se conoce una masacre arbórea semejante desde hace tiempo en Burgos». Se da además el agravante de que muchos de los árboles abatidos no eran, según se había pensado en un primer momento, árboles enfermos pendientes de tala, sino ejemplares sanos.
Aparte de la catástrofe ecológica y el balance de un muerto y dieciocho heridos, el huracán deja en la provincia de Burgos otra serie de secuelas importantes: varios vitrales de la catedral sufrieron destrozos, la abadía románica de San Quirce registró también importantes daños en su nave principal, y cuatro pináculos de la iglesia de Santa María del Campo, uno de los monumentos más importantes de la provincia, fueron derribados por el viento. Uno de estos pináculos cayó sobre el atrio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de enero de 1982