Cinco Días
( ... ) Este breve itinerario de Calvo Sotelo por Europa tiende á lograr una proyección política gratificante. Toda ayuda que presten los ingleses al Gobierno español en el asunto de Gibraltar y toda sonrisa que reciba del Mercado Común la paciente candidatura española servirían para que Calvo Sotelo ofrezca un muestrario de triunfos exteriores que de algún modo contrarresten su pobre cosecha de éxitos internos. Le resultaría muy difícil al Gobierno centrista la venta electoral del ingreso de España en la OTAN sin el acompañamiento de resultados menores o parciales en otros asuntos de política exterior. La política exterior va a ser así, en 1982 la tesis doctoral de UCD ante un electorado que se apresta a formular su juicio inapelable dentro, a lo más, de un año.En este sentido conviene subrayar la habilidad con que Calvo Sotelo despidió ayer en Barajas al jefe del Gobierno portugués, Pinto Balsernáci, a quien había invitado privadamente a España el director del diario EL PAIS, Juan Luis Cebrián. Tanto Cebrián como Pinto Balsemáo son excelentes periodistas, aunque se ignora aún si se convertirán en buenos políticos. El premier portugués, de estampilla socialdemócrata, mantuvo durante su estancia en Espafía una larga entrevista con Fernández Ordófiez, promotor del partido Acción Democrática. Pero el entendimiento entre ambos fue en cierto modo cortocircuitado a última hora por Calvo Sotelo, quien atrajo hacia la Moncloa a Pinto Balsemáo, le dio de comer, le acompañó,a Barajas y le organió una conferencia de Prensa al alimón. Más que la conferencia de Prensa en sí misma, lo que importa desde una perspectiva política es el hecho de que un viaje privado a España del primer ministro portugués terminase como una visita oficiosa. Calvo Sotelo desea, al parecer, el monopolio de las relaciones políticas con el mundo exterior.
5 de enero
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de enero de 1982