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CARTAS AL DIRECTOR

Dejadme dormir

Servidor es un ciudadano normalejo, que si acaso tiene algo de extraordinario es el hecho de que paga en su momento todos los impuestos (directos, indirectos, circunstanciales, etcétera) y sufre la desgraciada necesidad de tener que levantarse todos los días a las seis de la madrugada.Pero resulta que cuando por la noche uno se acuesta con la nada halagüeña perspectiva de tener que levantarse a la hora antedicha, al cabo de un ratito le despierta una sinfonía de variopintos chiflidos a cual más estridente y distinto de los precedentes.

Cuando vuelve uno a conciliar el sueño, retorna otra vez el atropello decibélico, y así varias veces en la noche.

De sobra sabe servidor que la policía tiene sirenas, porque se las he comprado yo; que viste uniformes nuevos, porque me los han cargado a mí, y que está ahí para proteger mi libertad, porque para eso le pago su sueldo. Pero ¿es que no hay otra forma de perseguir a los cacos, camorristas y chorizos, nocturnos, en general, que no sea a base de chiflido limpio?/

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de octubre de 1982