Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Tribuna:Dalí explica sus símbolos del subconsciente

El buitre de Leonardo y el 'Ictíneo'

Barcelona
Barcelona"El buitre de Leonardo da Vinci y el Ictíneo de Narcís Monituriol son lo alto y lo bajo del subconsciente", afirmó Salvador Dalí a este diario, a propósito del segundo artículo que ha remitido a EL PAIS a modo de llamamiento para conmemorar el centenario de la muerte del inventor catalán. El pintor hace referencia a los recuerdos de Leonardo que Freud interpretó como una larvada homosexualidad. Según narra el propio Leonardo, en sus escritos científicos, cuando estaba en la cuna un buitre se le acercó, le abrió la boca y le golpeó los labios con su cola. Este recuerdo "desconcertante", según Freud, debería analizarse como un fantasma construido en su edad adulta y que insinúa el comportamiento más propio del investigador que del artista que fue Leonardo, hijo natural que vivió hasta los cinco años con su madre para pasar luego a la tutela de su padre casado, en primeras nupcias, con una mujer incapaz de darle hijos. Se diera en la edad que fuere el recuerdo, el buitre con los símbolos religiosos que encarna (la diosa madre, la fecundidad que no rehúye el erotismo en distintas civilizaciones), ha ocupado la obra de Leonardo. De ahí el interés, para Freud y luego para Dalí, en el descubrimiento de Oscar Pfister, que vio la silueta de un buitre en los vestidos de la Virgen en el cuadro Santa Ana, La Virgen y el niño con el cordero.

Como el filósofo-teólogo Malebranche, de la orden del Oratorio (1638-1715), buscaba, encontró momentos de eternidad: "Si hueles un perfume de rosas y después perfume de violetas y entre los dos se huele un perfume completamente desconocido durante un instante, entre el pasado y el futuro, este olor nuevo da la sensación de un instante imitado de eternidad".Oh! Malebranche, Oh! Salvador Dalí, Oh! Monturiol, como García Lorca decía de mí: "Oh Salvador Dalí, de voz aceitunada, no elogio tu imperfecto pincel adolescente ni tu color que ronda la color de tu tiempo, pero alabo tus ansias de eterno limitado". Oh! Monturiol de voz amargada, tú también conociste, a pesar de todo, un momento eterno limitado.

Es también el momento de ver surgir otra vez el sumergible a flor de agua y, más atónito aún, de ver que se queda un instante inmovil en suspensión entre el agua y el cielo y mucho más cuando, en vez de volver a sumergirse, continúa elevándose hacia el cielo y más allá descubriendo por un ruido de alas por encima la cabeza de todos, un helicóptero que lo sube a los cielos y más allá hasta llegar a la mente de Leonardo el cual, por horror al incesto, se arranca los ojos con las uñas que tienen ya la rotación horrible del autogiro.

Se arranca los ojos como Edipo Rey, las mejillas sangrando, ciego. Deja crecer las cejas para cubrir el horror de los dos horribles agujeros vacíos que no tienen que volver a ver jamás. Y no conocerá nada más que esencias., perfumes.

El helicóptero es el buitre descubierto por Freud. Tiene alas, tiene cola. Como el buitre que penetró por la ventana y cuya cola Leonardo sintió en su boca: "Parezco predestinado a ocuparme muy particularmente del buite, puesto que uno de mis primeros recuerdos de infancia es el de ¡que, estando todavía en la cuna, un buitre vino hacia mí, me abrió la boca y con su cola me golpeó varias veces los labios".

La cola de su madre era el sexo masculino de una diosa, la que los egipcios representaban con la ca beza del buitre, senos de mujer y sexo de hombre para fecundar los ojos ciegos del destino.

En el sueño la imagen se condensa y se desdobla constantemente, como una imagen hipnagógica. Santa Ana y la Virgen en un sólo cuerpo y dos cabezas de la misma edad turbadora. Buitre bicéfalo, buitre sanguíneo, buitre espantoso, buitre ciego. Prometeo.

Gala! Ictíneo! Sumergible suspendido un momento entre el cielo y el mar, abismos del cielo y más allá. Edipo Rey! Incesto! Santa Ana y la Virgen en una sola figura! Freud! Buitre! La madre diosa buitre en Egipto! La cola del buitre en la boca! Vivir de perfumes y esencias! Inventarlo todo en la oscuridad! Teología. Malebranche! Vivimos aín de tí! O todo o nada. Atónitos, perplejos, nuestras ansias de eteimo limitado. Federico García Lorca, vivimos aún de tí!.

Ay! Qué horror el destino de Edipo,

Ay! que horror el destino de Monturiol

Yo vivo por la eternidad de Gala

Ay. que me mu, que me muero, Gala. San Juan de la Cruz.

Salvador Dalí Marqués de Dalí de Púbol. Miembro del Instituto de Francia. Gran Cruz de Carlos III, Gracias a mi Rey.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de febrero de 1985