La debilidad del mercado continuó en la sesión de ayer con la pérdida de 18 centésimas en el índice general, lo que pone sobre el tapete de las mesas de estudio de los analistas la confirmación del encefalograma plano, que se ha convertido en un motivo de preocupación.Estas gráficas sin relieve terminan por decantarse a la baja más pronto o más tarde. Y por el momento los expertos no ven causas suficientes para que se modifique la tendencia actual. Los más optimistas hablan de la posibilidad de que la firma del tratado de adhesión a la Comunidad Económica Europea, que tendrá lugar el próximo miércoles en Madrid en medio de un gran boato, servirá para incrementar la actitud positiva de los operadores. Pero es difícil que un acontecimiento esperado hace ya tanto tiempo no esté descontado suficientemente por el mercado. Así, pocos elementos novedosos, desgraciadamente, ciernen sus alas sobre el parqué.
Analistas cualificados insisten en hablar de la falta de confianza de determinados círculos empresariales a la hora de intentar explicar la atonía de la bolsa. Los repartos de dividendos y los anuncios de los resultados de las sociedades, que son positivos en líneas generales, siguen sin influir en el ánimo de los inversores. La existencia de una esperanza alcista cuenta con unas bases más voluntaristas de que otra índole.
Cada vez se habla más abiertamente del clima preelectoral que empieza a vivir la sociedad española y de los pocos deseos de determinados grandes inversores de cooperar a la victoria del partido gobernante con noticias positivas en el mundo bursátil. Pero esta posibilidad, por muy real que sea, al igual que los rumores sobre la liquidación de algunas sociedades de cartera de una entidad bancaria de primera fila -con la consiguiente salida de papel al mercado- tampoco pueden explicar por sí misma la atonía que sufre actualmente la bolsa.
Lo cierto es que el repunte del precio del dinero, por más que algunos analistas lo consideren puramente coyuntural, es un hecho de grave preocupación general. Los intentos por parte del Banco de España para drenar liquidez y evitar que el rebrote inflacionista dispare el precio del dinero se plasmaron ayer en una nueva subasta de préstamos (317.607 millones de pesetas), que se vendieron al 14%, el mismo tipo que en la subasta anterior. Estos intentos han servido de alguna manera para que los tipos en el interbancario flexionen a la baja, y ayer se situaron en el 13 5/8%, frente al 14 7/8% del viernes. Los pagarés del Tesoro con pacto de recompra, por su lado, siguen al 14% a tres meses.
Por otra parte, ayer repartieron dividendo Urbanización Santa Clara, de 400 pesetas netas, como derrama única del ejercicio 1984; Petromed, de 50 pesetas líquidas, complementario del año; Grandes Redes Eléctricas, de 20,50 pesetas netas, único de 1984, y Zardoya Otis, de 73,80 pesetas netas, a cuenta del ejercicio 19841985. También comenzó la ampliación de Catalana de Gas, en la proporción de una acción nueva por cada ocho antiguas, liberada en un 30%, pero el valor no fijó cambio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de junio de 1985