Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Reportaje:

Las fracciones enfrentadas del clero

La renuncia del gran ayatollah Husein Alí Montazeri, designado sucesor del imam Jomeini como guía de la revolución iraní el pasado 23 de noviembre, reabre sorpresiva y sombríamente el espinoso problema de la sucesión del anciano ayatollah Jomeini y siembra de inestabilidad e incertidumbre el futuro de Irán. La línea del imam Jomeini, la continuidad del régimen, encarnada por Montazeri, ha sufrido un serio revés político con esta renuncia. Jomeini carece de alternativas a Montazeri entre el alto clero, que es el que ha forzado su renuncia. La conflictividad que la situación iraní muestra aviva los riesgos de una conflagración de resultados imprevisibles entre las enfrentadas fracciones del clero dominante, dotadas separadamente de importantes resortes políticos y militares en el aparato de Estado iraní.

El clero iraní se encuentra dividido en numerosas fracciones. Ninguna se opone abiertamente a la continuación de la guerra y todas aseguran ser antinorteamericanas y antisoviéticas en la misma medida. Cada una de ellas tiene hombres entre las principales instituciones, así como apoyos entre la masa de hezbollahis, base social del régimen, y resortes en la clase comercial y las organizaciones armadas. Hasta ahora, sus rivalidades no han aflorado gracias al arbitraje de Jomeini y a su reacción defensiva de los intereses del clero en su conjunto. A su muerte, la pugna estallará.La fracción hoyatieh, dirigida por Sheik Alawi y respaldada por los grandes ayatollahs Golpayegani y Qomi, entre otros, ambos de mayor rango religioso que Alí Montazeri, es partidaria del modelo económico liberal-comercial puro. Esta fracción discrepa doctrinalmente del principio del liderazgo único, Velayat e Faqhi, encarnado por Jomeini, cuya continuidad Montazeri aseguraba. Con certeza, es la fracción que ha presionado más para forzar la renuncia.

Cuenta con fuerza en el Bazar; en el Consejo de Vigilantes, especie de tribunal constitucional, de 12 miembros; en el Parlamento (Majlis), con unos 80 parlamentarios afines; en medios próximos a la Presidencia de la República, que desempeña Alí Jamenei (muy cuidadoso hacia el eje Damasco-Tcherán), y en algunas carteras del Gobierno como Asuntos Exteriores y Defensa y en medios dirigentes de los Guardianes de la Revolución cercanos al líder pasdarán Molisen Reza¡.

El hoyatoleslam Hashemi Rafsanjani, presidente del Parlamento, goza a su vez de peso y fuerzas propias tanto en el poder legislativo, unos 130 diputados, como en el judicial y en el Gobierno de Mir Hussein Mussavi, cuya ratificación parlamentaria le costó enormes esfuerzos al propio imam Jomeini el pasado mes de octubre. Rafsanjani tiene línea directa con Jomeini y posee respaldo entre los hezbollahis, en el clero medio y en la Guardia Revolucionaria. Hasta ahora, no ha planteado una lucha frontal contra los hoyatihei.

El fiscal general, Musavi Joeiniha, el hombre que ocupó la Embajada de Estados Unidos en Teherán, encabeza otra de las fracciones del clero iraní, de signo populista, quizá la más antinorteamericana y próxima a Jomeini, progresista en cuestiones económicas e islámica estricta.

Por entre estas corrientes pululan personalidades con peso político propio y con redes de alianzas muy movedizas, como el hoyatoleslam Molitashemi, ex embajador iraní en Damasco, que dominó las relaciones entre los shiÍes iraníes y libaneses. Ha sido nombrado hace mes y medio ministro del Interior y tiene formalmente en su mano la gendarmería (Sarbani), la policía y el Komiteh, la policía islámica de barrio, arrebatada en una reestructuración reciente al también poderoso e inteligente ayatollah Malidavi Kaní. Según la oposición, Kani se entrevistó hace meses en Canadá con medios próximos a sectores monárquicos iraníes.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de diciembre de 1985