La quinta encíclica del pontificado de Juan Pablo II, que debía haber sido hecha pública el pasado sábado por la noche, durante la ceremonia nocturna de la fiesta de Pentecostés, no lo será hasta el 30 de mayo, debido a que los traductores no llegaron a tiempo para que pudiera ser publicada en las lenguas más importantes. Juan Pablo II, que ayer cumplió 66 años, lo anunció oficialmente: "He preparado una encíclica sobre el Espíritu Santo", dijo el Papa dirigiéndose a los miles de peregrinos que se habían reunido en la plaza de San Pedro para la tradicional recitación del ángelus. "No he querido que pasase la solemnidad de Pentecostés", añadió, "sin anticipar la noticia a la comunidad cristiana".
En realidad, Juan Pablo II, que ayer cumplía 66 años, tenía la intención de entregar la encíclica a los cristianos el sábado pasado, víspera de Pentecostés y de su cumpleaños, durante la sugestiva ceremonia nocturna de la plaza de San Pedro. Pero el proyecto no fue posible a última hora porque los traductores no llegaron a tiempo para que pudiese publicarse traducida en todas las lenguas más importantes.Por eso se comentaba ayer con cierto humor en el Vaticano que la Iglesia primitiva, gracias al Espíritu Santo, era más eficiente que la de hoy con toda su tecnología. El comentario se refería al hecho de que ayer era la fiesta de Pentecostés, en la que la Iglesia celebra el llamado "don de lenguas de los apóstoles". Invadidos por el Espíritu Santo, los apóstoles, que eran casi todos analfabetos, hablaban a la gente y cada uno les entendía milagrosamente en !u propia lengua, según narran los Evangelios.
El Papa invitó a los fieles a rezar así: "Permítenos hablar todas las lenguas del mundo contemporáneo: de la cultura, y de la civilización, de la renovación social, económica y política, de la justicia y de la liberación, de la información y de los medios de comunicación social".
Explicando el contenido de la nueva encíclica, sobre la que existe una. cierta curiosidad porque se ha sabido que el papa Wojtyla la ha escrito completamente solo, a mano, en su lengua materna, el polaco, dijo ayer Juan Pablo II: "Empieza con las palabras del Credo nicenoconstantinopolitano: "Es señor y da la vida". Juan Pablo II añadió que la nueva encíclica constituye una trilogía junto con las encíclicas Dives in misericordia y Redemptor hominis, también escritas por él y dedicadas al Padre y al Hijo. Se trata, por tanto, ha explicado el Papa, "de una trilogía trinitaria".
El Papa acabó diciendo que espera que su nueva encíclica pueda servir "para despertar en los fieles una devoción cada vez mayor hacia la tercera persona de la Santísima Trinidad".
Sínodo diocesano
La noche del sábado se habían congregado en la plaza de San Pedro miles de fieles para celebrar con el Papa la fiesta de Pentecostés. Llevaban en la oscuridad de la noche una antorcha encendida en sus manos y levantaron seis grandes hogueras en la plaza de San Pedro, una de las cuales fue encendida por el Papa. Entonces Juan Pablo II hizo otro anuncio importante: la convocatoria de un nuevo sínodo diocesano en Roma.El nuevo sínodo durará, al parecer, hasta 1990, es decir, cuatro años, como el que había hecho ya en Cracovia antes de ser papa. La intención es la de "recristianizar" a la ciudad santa de Roma, que, según Juan Pablo II, se está secularizando cada vez más, perdiendo así sus características de "centro histórico de la catolicidad".
El sínodo sería clausurado solemnemente en 1990 con motivo de las bodas de plata del concilio Vaticano II y a los 30 años exactos del anterior sínodo romano convocado en 1960 por Juan XXIII como preparación al concilio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de mayo de 1986