La jornada de ayer desmostró la escasez de ideas, que sufren los mercados de valores, obligados en gran parte a actuar de comparsas del mercado monetario. A este respecto, los resultados de la subasta de ayer, medianamente positivos debido al descenso en el volumen de peticiones, han pasado totalmente desapercibidos para una bolsa que únicamente parece dispuesta a evaluar una baja directa en el precio del dinero. El mercado interbancario, por su parte, ajustó el precio de las operaciones a un día casi al de la subasta, mientras que el resto de los plazos registraba un ligero encarecimiento.La apertura del sistema de anotaciones en cuenta para la deuda del Estado también despertaba cierta expectación entre los inversores, aunque sus resultados no llegaron al parqué a lo largo de la mañana.
Mientras tanto, la contratación de acciones pasaba por un momento de inactividad ante la retirada del dinero que en la jornada anterior se dedicó a tomar algunas posiciones.
El hecho más destacable fue la falta de papel que se registró a todos los niveles, lo que impidió una caída más abultada de las cotizaciones. Lo que no se pudo evitar, debido a la falta de oferta y demanda, fue que la apatía se impusiera como factor determinante en la mayoría de los corros. Ni siquiera el inicio de la contratación de las acciones del Barclays Bank pudo romper la monotonía de la sesión, pues la práctica ausencia de oferta -66 títulos, frente a una demanda superior a tres millones- impidió que estas acciones pudieran cotizar en su salida a bolsa. El precio de referencia fue el 850%, posición en la que se publicó dinero sin operaciones.
Un cierre excesivamente tranquilo indicaba que los inversores se mantienen a la expectativa en tanto se resuelven algunos de los problemas que tiene planteados el mercado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de junio de 1987