Distintos movimientos ecologistas y el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José Bono, del PSOE, han sido en estos años los que han mostrado una mayor oposición a la instalación de un polígono de tiro en la finca de Cabañeros. Bono ha llegado a decir que no modificará nunca su opinión contraria al proyecto y que, en este caso, se han unido "las ganas de vender de la familia Aznar" con el deseo de unos militares más interesados en las prácticas de tiro que en conservar el ecosistema.Bono, que desde 1982 dejó clara su postura, fue invitado en 1983 por el Ejército del Aire a visitar el campo de tiro de Cárdenas, en Navarra, para que comprobara que es sólo una hectárea la que se emplea como blanco. Trasladado desde Toledo a Bardenas en un helicóptero militar, Bono llegó un día en que aviones estadounidenses efectuaban disparos sobre el campo.
Cuentan militares presentes en la visita que, durante los disparos de cazas, varias rapaces volaban por el lugar y un pastor cuidaba sus ovejas a un kilómetro de la zona de tiro. Pero Bono mostró su estupor ante el hecho de que en el polígono estaba izada ese día una sola bandera: la de EE UU.
Los movimientos ecologistas han desarrollado en estos años, acampadas, fiestas verdes, manifestaciones y campañas contra el proyecto, por entender que dañará irreparablemente el ecosistema de la zona, donde residen aves rapaces y corzos, entre otras especies. Estas semanas pasadas, la Asociación para la Defensa de Cabañeros ha realizado una campaña para recoger 100.000 firmas contra el polígono. El alcalde de Madrid, el socialista Juan Barranco, figura entre los firmantes.
Pese a la oposición de algunos dirigentes socialistas, también han sido socialistas los votos que el pasado 28 de abril impidieron en las Cortes la declaración de parque natural para Cabañeros. "Somos un Gobierno que se cotiza muy alto y Defensa tendrá que contar con nosotros", ha dicho Bono el mes pasado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de junio de 1987