Los mercados de valores han dado comienzo a la semana dentro del más puro estilo eufórico-estival. Con la vuelta de los calores, los índices y las cotizaciones se han calentado hasta niveles insospechados, sobre todo a la vista de los altos precios que se observan en la pizarra de cotizaciones. El dinero de particulares ha vuelto a tomar posiciones con nitidez en casi todos los departamentos, mientras los inversores institucionales permanecen en una postura parecida a la expectativa y el papel se mantiene a la espera de cambios mejores para vender.La sesión ha transcurrido por los caminos de la animación operativa, con ambas partidas estableciendo cruces de operaciones fluidos y sin tensiones apreciables más que en los valores de estrechez evidente, o en aquellos que concitan mayores pasiones entre los bolsistas a corto plazo. Todos los grupos en que se subdivide el mercado han cooperado de similar manera a la consecución del máximo anual del índice con que se saldaba la sesión, si bien cabe destacar por su ponderación a bancos, eléctricas y Telefónica, así como por su alegría a los títulos químicos, constructores y siderúrgicos.
El volumen aparente de negocio parece haberse elevado desde los 20.000 millones de pesetas pelados del pasado viernes, puesto que se han contratado con intensidad títulos bancarios e industriales. Los analistas aún prevén cierta duración en este proceso de mejoras, aunque se cuidan con discreción exquisita de aventurar pronósticos con vistas a octubre.
Al cierre de la sesión convivían pacíficamente algunos excedentes de papel para títulos muy concretos, tales como alguna eléctrica y la misma Telefónica, con solicitudes generosas para los sectores industriales que parecen incombustibles. No obstante, la impresión general es que los términos se deben moderar sensiblemente a lo largo de la semana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de septiembre de 1987