"Los sandinistas somos implacables en el combate enerosos con el enemigo. Yéste no es un acto de debilidad, sino de victoria. Que no se equivoquen quienes juegan a combates de boxeo". En estos terminos se expresó ayer el comandante y ministro del Interior nicaraguense, Tomás Borge, durante el acto de puesta en libertad del primer centenar de presos poltícos que se beneficiaron con la amnistía.La lista de anmistiados, cuyos nombres ni siquiera los familiares pudieron conocer previamente, está compuesta por cerca de 60 miembros o simpatizantes de partidos de la oposición legal, y el resto por personas que colaboraron con la contra o que, como en el caso del piloto Roberto Amador, participaron en operaciones militares. "No me avergüenzo al decir que soy contra, dijo Amador, que estaba en prisión desde 1983, cumpliendo una condena inicialmente de 84 años, que luego fue rebajada 30 años. Amador el único superviviente entre los que iban en un avión abatido por las tropas sandinistas en Río Blanco y que transportaba suministros militares a las fuerzas rebeldes.
Muchas familias de detenidos se habían congregado desde primeras horas del día frente a la entrada de la prisión sin conocer si sus parientes iban a ser excarcelados. Poco antes de las dos de la tarde, un oficial salió para leer los nombres de los beneficiados. Escenas de alegría se mezclaron con otras de dolor de quienes vieron que su viaje hasta la prisión había resultado inútil. Todo el acto se desarrolló en un clima marcadamenite militar; los presos fueron formados en una explanada bajo un sol mortal y trasladados al interior de un pequeño barracón, donde, delante de un muro con el lema "Un paso más en el largo camino hacia la paz", tomaron asiento Borge, el pacifista norteamericano Brian Wilson, un representante del cardenal Obando y otros funcionarios. Un oficial sandinista fue llamando uno a uno a los amnistiados y les entregó el acta de excarcelación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de marzo de 1988