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CARTAS AL DIRECTOR

Sobre rockerismo

Cada cual tiene derecho a disfrutar de la música que prefiera, allá cada quién con sus gustos. De acuerdo en que el rock tiene marcha y esto atraiga a la juventud. Es indudable que el rockerismo implica una determinada estética, sobre todo en la indumentaria. Está claro que conlleva ciertas claves de lenguaje y formas de relación específicas. Ahora bien, de ahí a pretender que el rockerismo haya supuesto alguna forma de movimiento social y cultural entendidos como beneficio para la sociedad y elevación a la cultura -de otra forma no tendría sentido- resulta sorprendente, por no decir grotesco.En cuanto a lo de cardar la lana de la violencia (hay que estar fuera de la realidad o esgrimir un increíble cinismo), sugiero a los aficionados al rock que demuestren su civilidad no dejando el rastro de destrozos de mobiliario urbano, zonas ajardinadas asoladas, desperdicios, broncas a navajazo limpio desmasidas veces en los eventos rockeriles, etcétera (constatable todo ello por los medios de comunicación).

Si este tipo de música tiene una amplia aceptación entre la juventud, es de justicia pedir una más extensa difusión; dejemos las cosas en su sitio, y no lo relacionado, con la cultura ni el progreso social, con los que no tiene nada que ver. De paso reivindico el derecho de que los aficionados al rock no nos destrocen los tímpanos con ese ruido repetitivo y machacón. Los auriculares o cascos se han inventado para algo, entre otras cosas, para no molestar a los demás.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de marzo de 1988