Tras un largo rodaje en el Metro, Javier Bustinduy aterrizó hace un año en la Dirección de Cercanías de Renfe para tender un cordón umbilical entre el ferrocarril, que casi siempre ha ido por libre, y el resto de los transportes públicos de Madrid.Para el director de Cercanías, lo de menos son las promesas incumplidas. "En siete años hemos triplicado los trenes y mejorado el servicio de cercanías, utilizado a diario por 200.000 viajeros".
Su opinión no es compartida por José Escudero, secretario general del sindicato provincial del ferrocarril de CC OO. "¿Cómo se puede mejorar el servicio al público si en tres años se ha reducido en un 20% la plantilla?", se pregunta. Escudero señala que los incumplimientos del plan se deben a la imprevisión y "han tenido una grave incidencia sobre los pasajeros y sobre los trabajadores".
Bustinduy se empeña en dar la vuelta a la tortilla: "Todo el mundo se mete con Atocha, pero nadie cuenta lo fácil que es entrar en el metro desde la nueva estación".
El director de Cercanías pretende incorporar jefes de línea en la red. Renfe está a la espera de 300 nuevas unidades y 60 coches de dos pisos para cercanías.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de enero de 1989