Queremos incidir en un tema ya comentado, aunque no lo bastante por la importancia que merece: la gente que duerme por las calles... por las calles de Barcelona. Los vemos al salir de espectáculos y restaurantes, cobijados en entradas y bocas de metro. Si hacemos algún comentario, casi siempre hay alguien que argumenta: eso pasa en la mayoría de grandes ciudades, París, Londres, Nueva York...Parece que haya interés las que nos acostumbremos a ello, en que lo consideremos como un mal irremediable como la lluvia o el viento. Pero no, no se consigue, somos muchos los que no podemos ni queremos habituarnos a una situación que sólo se nos ocurre calificar de demencial. ¿Es posible que no haya dinero para necesidades tan básicas, cuando se gasta tanto para cosas muy y muy superfluas?
La Barcelona de los Juegos Olímpicos no se puede permitir dar una imagen tercermundista de indigentes durmiendo por la calle. Y menos en invierno, hace demasiado frío.-
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de enero de 1989