Me he leído dos veces, porque no me lo creía, los setenta y tantos folios de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la tributación de la familia. La palabra igualdad sale tantas veces que renuncié a contarlas. Curiosa sentencia ésta que a fuer de incidir en la igualdad va a producir el efecto desigualitario más dañino: tratar mejor al que no cumplió la ley que al que la cumplió.Si el TC es capaz de hacer la filigrana jurídica de distinguir entre nulidad y anticonstitucionafidad, menos trabajo le hubiera costado dejar las cosas como estaban en 1988 y empezar la vida nueva en 1989. ¿Esta sentencia ayudará a contribuir positivamente a la conciencia fiscal? Cousas veredes, que diría Castelao.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de marzo de 1989