EL PAÍS, Un 10% de los más de 15.000 usuarios habituales de los 90 trenes que recorren las líneas Madrid-Burgos y Madrid-Barcelona cancelaron ayer sus billetes tras la amenaza de ETA de hacer estallar explosivos en ellas desde las cero horas de ayer y hasta la medianoche del domingo. Renfe ha suspendido el servicio en ambas líneas.
Miles de guardias civiles de la decena de comandancias afectadas se desplegaron ayer para rastrear los dos tramos, que suman más de 1.000 kilómetros, sin que a primera hora de la madrugada de hoy se hubiese localizado ningún artefacto. Por otro lado, trenes especiales precedidos por una plataforma recorrían estas líneas para provocar una eventual explosión por peso.
Renfe ha dado una doble solución a los viajeros de la línea Madrid-Burgos: los usuarios que acuden a algún punto anterior a ésta última ciudad, se desplazan desde Madrid en alguno de los 30 autocares fletados por la compañía. Los pasajeros que tienen como destino la capital burgalesa o van más al norte, emplean una línea alternativa de tren que pasa por Valladolid.
A los viajeros de Renfe con destino a Zaragoza, se les ha facilitado un pasaje en avión -existen tres vuelos diarios-, dado que en su mayoría son usuarios de Talgo y "el desastre" que es esa carretera, según portavoces de la compañía.
A Barcelona, por Valencia
Los pasajeros con destino a Barcelona han sido desviados por la línea ferroviaria de Valencia, lo que supone un retraso de dos a tres horas con respecto al trayecto habitual. El servicio de trenes de cercanías quedó interrumpido entre Alcalá de Henares y Guadalajara.
La dirección de Renfe decidió a última hora de la tarde de ayer la entrada en servicio de los trenes que cubren el trayecto entre Barcelona y Vilanova i la Geltrú, en ambas direcciones, pese a que discurren por la línea Barcelona-Madrid amenazada por ETA. La decisión de la compañía fue tomada tras una revisión de la línea y después de que un convoy, en el que viajaban altos directivos de Renfe en Cataluña, hiciese el mencionado recorrido.
La apertura de esta línea de cercanías, utilizada a diario por unas 10.000 personas, se ha hecho "por la imposibilidad de la compañía de ofrecer transportes alternativos al no disponer de suficientes autocares", informó un portavoz de Renfe. La compañía había logrado tan sólo 11 autocares, lo que ayer provocó un auténtico caos entre los usuarios. La línea, cuyo último tren tiene su salida a las 22.15, se abrió al público hacia las siete de la tarde.
Por otro lado, medios antiterroristas esperaban una ofensiva etarra más contundente, basándose en experiencias similares, a partir de la primera amenaza sobre las líneas férreas, hasta ayer concretada en el estallido y desactivación de sendas bombas de escasa entidad.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de abril de 1989