Con respecto a la carta de Lola Lasala (27 de agosto de 1989), debo comunicarle que acierta en su crítica hacia el jeroglifero Máximo y su carencia de inspiración, pero eso es una epidemia común hoy en nuestra Prensa.Poca fortuna tiene EL PAÍS (tan plausible en otras facetas) con el humor. Ni los hormigueantes y machacones jeroglíficos de este esteta, al que no hay que pedirle una visión social o popular de nuestros problemas porque él ya proviene del Frente de Juventudes, ni el garabato filiforme de Peridis, ni el tedio de Romeu pueden levantar entusiasmos. Y no digamos ya de las paginitas de El Chafardero.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de septiembre de 1989