El índice de precios al consumo en Estados Unidos quedó sin cambio en agosto, gracias al descenso experimentado en los precios de la gasolina. Sin embargo, excluyendo energía y alimentación, el IPC hubiera aumentado un 0,2%. A pesar de todo, las noticias han causado un buen impacto en los mercados financieros, ya que la tasa interanual se sitúa ahora a 4,8%, es decir, ligeramente por encima del 4,4% registrado en 1988.Estas noticias, unidas a la caída de un 5% en las nuevas construcciones: han hecho renacer el optimismo respecto a la posibilidad de que la Reserva Federal adopte una política monetaria menos restrictiva.
Estas perspectivas favorecieron a los mercados de bonos norteamericanos donde las rentabilidades en plazos a 30 años descendieron al 8,08% en comparación con 8,10% el lunes. Sin embargo, las alzas en el mercado bursatil fueron hasta media sesión muy discretas debido a las incertidumbres que aún perduran respecto al mercado de bonos basura y el efecto que pueda tener sobre ciertas instituciones financieras, así como sobre la actividad de fusiones y adquisiciones. El índice Dow Jones cedió ayer 0,19 puntos, cerrando en el 2.687,31.
El dólar, por su parte, se mantuvo firme en torno a los niveles de cierre del lunes, a pesar de las expectativass existentes sobre una posible bajada de los tipos de interés.
Esta situación, y el hecho de que los tipos en la RFA podrían subir a partir de mañana -fecha en la que tendrá lugar la esperada reunión del Bundesbank- es un factor ciertamente negativo para el billete verde, por suponer un estrechamiento apreciable del diferencial de tipos de interés. La divisa norteamericana cerró en este contexto a 1,9580 marcos frente a 1,9620 al cierre del lunes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de septiembre de 1989