Frederik de Klerk prestó ayer juramento como nuevo presidente de África del Sur y prometió trabajar para lograr la liberación de todos los presos políticos y poner término al vigente estado de emergencia, aunque inmediatamente advirtió contra "expectativas poco razonables". Esta matización se interpreta, según fuentes próximas al Gobierno, como que las reformas sustanciales no se producirán en las próximas semanas y que es improbable que el líder nacionalista negro Nelson Mandela sea liberado antes de fin de año.
"Pondremos en movimiento todo [lo que esté a nuestro alcance] para sortear el profundo abismo de la desconfianza, la sospecha y el miedo entre los suráfricanos", aseguró De Klerk, elegido presidente el pasado 6 de septiembre. En un mensaje a la nación emitido tras la toma de posesión en Pretoria, el jefe de Estado llamó a sus compatriotas a "comenzar a construir una nueva Suráfrica".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de septiembre de 1989