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Salvatore Foraggio,

de 30 años, gerente de una pizzería, y su novia, Antonella Merigo, de 29 años, contrajeron ayer matrimonio a 30 metros de profundidad en las aguas del lago de Guarda, en el norte de Italia. El novio declaró que lo más difícil fue encontrar a un cura submarinísta, aunque, al final, el padre Fagnola, párroco de Branze a Vercelli, accedió a ponerse las gafas y las boteHas y a bendecirles, sumergidos, ante varios testigos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de septiembre de 1989