Las oscilaciones en corto del mercado suelen ser un mal presagio, aunque existen factores positivos de diversa índole que configuran un mapa esperanzador. Si bien es cierto que se realizan beneficios de forma escalonada en función del repunte precedente, no lo es menos que el papel se absorbe con facilidad cada vez que el dinero toma nuevas posiciones. Las contracciones de oferta y demanda llevan un ritmo ordenado y, lo que es más importante, sin pérdida de volumen. La semana se cerró sin alegrías y con un cuadro general poco aparente, aunque dotado de firmeza. Las operaciones vespertinas del día anterior, con dinero en las eléctricas, tuvieron reflejo moderado en los corros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de septiembre de 1989