Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
UNA VISITA HISTÓRICA

Dos ciudades indefendibles

I. C. / J. V. Hassan II descartó por primera vez en vísperas de su viaje a Madrid el uso de la fuerza para satisfacer su reivindicación sobre Ceuta y Melilla, pero el Plan Estratégico Conjunto (PEC) español sigue considerando una guerra con Marruecos para defender ambas ciudades como la hipótesis más probable de conflicto bélico en el que entraría España.

Terminado de redactar a fines de 1982, cuando el PSOE ya estaba en el poder, el Plan, que evalúa los peligros que se ciernen sobre la península Ibérica y la respuesta militar que se merecen, señala en su introducción que España padece una doble amenaza: la "compartida" con los aliados de la OTAN y la "específica", que es, obviamente, marroquí, según indican fuentes que han tenido acceso al PEC.

La amenaza compartida frente al Pacto de Varsovia es, prosigue el PEC, la que implica más riesgos, probablemente porque en ese conflicto se utilizarían armas atómicas y químicas, pero es también la menos probable, y sucede exactamente al revés con la amenaza específica que procede de Marruecos.

Tercer frente

El PEC es muy pesimista sobre la posibilidad de defender in situ las plazas de soberanía españolas en el norte de Africa, y estima que para evitar una gran concentración de tropas marroquíes en torno a los enclaves españoles es conveniente abrir en Marruecos un tercer frente mediante la constitución de una cabeza de puente, y baraja varios lugares de la costa del reino alauí donde se podría llevar a cabo el desembarco. También considera oportuna la toma por paracaidistas de algún gran aeropuerto.

Con estas acciones bélicas, el PEC pretende no sólo aligerar la presión militar sobre Ceuta y Melilla, obligando al enemigo a diversificar sus esfuerzos, sino también proporcionar a la diplomacia española una baza de peso para intercambiar en la negociación que, muy probablemente, se abriría tras las primeras reyertas hispano-marroquíes.

El PEC prevé también la evacuación de la población civil de las ciudades hacia la Península, pero ni la marina de guerra ni la civil, que podría ser requisada, parecen tener capacidad para efectuar tal operación. "Los buques de la marina de, guerra sólo pueden transportar a los infantes de marina y a nadie más", señala un experto español que pidió permanecer en el anonimato.

Elaborado hace siete años, el Plan es actualizado cada dos años. Una de las próximas puestas al día consistirá, según otro experto, en incluir la posibilidad de que la fuerza aérea marroquí bombardee aeropuertos y radares militares del sur de España con cazabombarderos norteamericanos F-16 que sustituirán a los Mirage F1.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de septiembre de 1989