Sanson dio ayer la campanada con un pérdida más allá de toda lógica. El valor se deslizó más de 300 enteros, y en plena exasperación del corro cementero apareció una resistencia en el 2.700. Este precio desató un auténtico torbellino entre los operadores, que asistieron a un efecto escoba, cuando alguna mano habil recompró todo el papel flotante en plena caída del valor. En la segunda vuelta, la mano hábil había ganado bastantes enteros; Sanson registraba un cierre menos calamitoso y volvía la presión del papel dispuesto a descender un escalón más en el mercado vespertino. La mano hábil es un ejemplo de cazador bajista que aprovecha los últimos estertores de la contratación a viva voz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 10 de noviembre de 1989