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Crítica:

"La fiera de mi niña"

16.05, TVE-1 (98 minutos).Una mujer tan loca y deliciosa como sólo Katherine Hepburn podía ser irrumpe endemoniadamente en la vida de un apacible paleontólogo como sólo Cary Grant podía ser, muy preocupado por la donación de un millón de dólares a su fundación y por la reconstrucción del esqueleto de un brontosaurio. El brontosaurio, precisamente, es la metáfora misma de la película: un monumental ejemplar de Comedia, con mayúsculas, construida con una perfección milagrosa, trufada de gags geniales -secundarios como Charles Ruggles, Barry Fitgerald o May Robson- y brillantísimos diálogos, fehaciente prueba del talento de un guionista como Dudley Nichols -acompañado aquí de Hagar Wilde- , de la maestría narrativa de Howard Hawks. La obra maestra por antonomasia de la screwball comedy.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de febrero de 1990