El mercado de valores madrileño, animado por el buen comportamiento de Wall Street ante lo que se temió un desplome bursátil generalizado, trabajó ayer con prudencia, en una jornada de tanteo. Aunque el temor no ha desaparecido del parqué, el dinero, tímido y escaso, aprovechó las oportunidades que reflejaban tablero y pantallas para tomar posiciones en valores muy concretos y de elevada liquidez.Pendientes de los mercados internacionales, la sensación más extendida entre los profesionales de la inversión apunta a que en la jornada del lunes se vió y, prácticamente, se tocó el fondo. Con escaso volumen de negocio, todos los índices sectoriales avanzaron posiciones. La apertura al alza del mercado neoyorquino, en esta ocasión esperada, sólo sirvió para añadir unas centésimas al índice general, maltratado en la primera sesión de la semana.
Al margen de la situación que atraviesan la mayor parte de los mercados bursátiles, en el parqué madrileño se especula con las consecuencias que tendrá la denominada guerra del pasivo a medio y largo plazo sobre una inversión que no demuestra interés más que por dos decenas escasas de valores.
En un mercado con poco colorido, marcado por el aburrimiento y el miedo, sólo operaciones muy concretas crean una cierta animación. Ayer, tan sólo las compras de la sociedad Asesores Bursátiles consiguieron despertar un relativo interés. La sociedad adquirió 228.000 acciones de Sevillana de Electricidad y 199.000 títulos de la constructora Huarte.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de febrero de 1990